
Muchos de nosotros vivimos el Día del Niño de manera diferente años atrás. Una pelota, una alberca, una fuente, lo que fuera, era motivo suficiente para compartir juegos y risas con nuestros amigos.
Los tiempos han cambiado y hoy en día es realmente raro ver a niños disfrutando de su infancia como se debería hacer. La fantasía de defender un castillo, la adrenalina de correr para no ser atrapado o la emoción de anotar el gol final en la cascarita de la cuadra han terminado.