
El aislamiento social que se está viviendo para evitar la propagación del coronavirus está afectando nuestros hábitos y sobre todo nuestro patrón del sueño, pues es difícil seguir rutinas y horarios durante el encierro.
Aunque hay quienes están durmiendo de más, ello no necesariamente significa que se está descansando bien. Por la cuarentena, nos estamos despertando más tarde y no salimos para recibir la luz solar de la mañana, la cual es clave para que el cerebro sepa que dentro de 12 o 14 horas llegará el momento de dormir. Además, la falta de actividad física dificulta el descanso reparador.