Después de que se diera a conocer que el príncipe Carlos es positivo a COVID-19, los médicos de la realeza británica vigilan muy de cerca la salud de la reina Isabel II. Pese a estar ambos en contacto dos días antes del resultado positivo, la reina no presenta ningún síntoma.
Con test rápidos y diarios, el personal asegura mantener un seguimiento exhaustivo de esta mujer de 95 años sin prometer un seguimiento público.
Sin mostrar síntomas u otras alteraciones, las autoridades sanitarias parecen confiar en el esquema de vacunación completo de la reina, dejando claro que la reina podía no cursar siquiera esta enfermedad.
No obstante, el público se encuentra a la espera puesto que desde se llegada al palacio de
Windsor, ella desaparecería de la vida pública por su salud.
