
El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, declaró que el plan del Gobierno de Japón de verter el agua acumulada en la central nuclear averiada Fukushima 1 reúne todos los requisitos internacionales y que Tokio puede tomar la decisión concreta sobre el vertido.
"Hoy me reuní con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, y le entregué nuestro informe con la evaluación detallada del plan nipón, el cual, a nuestra consideración, reúne todos los requisitos internacionales. Corresponde al Gobierno de Japón tomar la decisión sobre el vertido y su fecha, este asunto no es de incumbencia del OIEA", dijo en rueda de prensa en Tokio.
Según Grossi, el sistema del control del agua a verter es fiable, pues los análisis se hacen en varios laboratorios independientes, lo que garantiza la objetividad.
"Mañana me dirigiré a la planta Fukushima 1, donde participaré en la ceremonia de formación de una oficina para la representación permanente del OIEA en la central. Pensamos continuar nuestra presencia para seguir el desarrollo de la situación durante un largo tiempo, por unos decenios", agregó.
Grossi informó asimismo que planea reunirse con representantes de la administración local, las cooperativas de pescadores y con otras partes que pueden sentir preocupación con motivo del próximo vertido de agua de Fukushima 1.
Una comisión del OIEA visitó la planta averiada en 2022 y valoró, en general, positivamente los preparativos de Japón para la descarga del agua.
La semana pasada, la compañía Tepco, operadora de Fukushima 1, concluyó la construcción de un túnel subacuático, por el que el agua de baja radiactividad, limpiada casi de todos los radionúclides, excepto el tritio, se verterá al océano a distancia de un kilómetro desde la central.
En enero pasado, el Gobierno decidió empezar a descargar el agua en verano de 2023, pero hasta ahora no dio a conocer la fecha. Unos medios del país comunicaron este mes que Fumio Kishida tomará la decisión sobre el comienzo del vertido tras reunirse con representantes del OIEA y analizar el informe que presentarán ellos.
El tema de manipulación del agua contaminada se estudió desde 2013. Entre otras variantes se analizaron las de mezclarla con cemento y colocar esa mezcla bajo tierra, hermetizándola con hormigón; separar el hidrógeno mediante la electrólisis, etc.
Finalmente, el Gobierno japonés optó por verter el agua al mar, diluyéndola previamente, con tal de que la concentración del tritio sea de 1.500 becquerelios por litro, o 40 veces más baja que la norma establecida en Japón para descargar agua al mar de las centrales atómicas en explotación, que es de 60.000 becquerelios por litro.
Según datos del Ministerio de Industria nipón, la radiactividad del tritio en los 1,25 millones de toneladas de agua acumuladas en Fukushima 1 es de 860 billones de becquerelios. Antes de producirse la avería, la central vertía anualmente al mar agua con un contenido de tritio de 2,2 billones de becquerelios.