Tragedia en Libia, el gran desastre natural que ha sido ignorado

Tragedia en Libia, el gran desastre natural que ha sido ignorado

Foto: Xinhua y ONU

La tormenta tropical “Daniel” azotó anormalmente el mar Mediterráneo desde el domingo pasado, causando inundaciones y miles de damnificados en la región este de Libia. Cinco días después los hechos ya se cuentan más de 11,000 muertes en la zona afectada, pero esta noticia ha pasado desapercibida en múltiples medios y no se le ha dado la atención de otros desastres naturales. 

  

De acuerdo con las cifras oficiales del grupo de rescate Media Luna Roja, ya se cuentan más de 11,300 muertos por las inundaciones y, aproximadamente, más de 10,000 personas desaparecidas. Derna ha sido la localidad más afectada, toda vez que se registran al menos 30,000 desplazados y ahí se concentran casi el 50 % de los muertos, con 5,000. 

  

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la catástrofe pudo evitarse en gran medida si el gobierno libio y los servicios de emergencia hubieran actuado y evacuado rápidamente a las personas. Debido a que Libia atraviesa un conflicto armado en dos grandes bandos, la infraestructura del país está sumamente deteriorada y con ello la población se torna vulnerable ante estos escenarios. 

  

Esta es una de las razones por las que esta nueva catástrofe en Libia es tan ignorada, ya que el conflicto armado lleva más de una década activo, por lo que ahora no se le da más relevancia. El 15 de febrero del 2011 estalló una revolución para terminar con el régimen de 42 años de Muamar al Gadafi, pero los reclamos no fueron escuchados y desde entonces la guerra civil continúa. 

  

  

Debido a estos conflictos que tampoco son de mayor relevancia en muchas partes del mundo, las inundaciones que hoy azotan a Libia no son vistas de la misma manera que otros desastres igual de recientes, como los terremotos que devastaron Marruecos. Más allá de esto, en los últimos años no han sido pocos los fenómenos de la naturaleza de magnitud similar

  

Por ejemplo, el 11 de marzo de 2011, Japón se vio afectado por un terremoto de magnitud 9.1 que derivó en un tsunami mortal para miles de personas en la localidad de Tohoku. Se le apodó el “Gran terremoto de Japón Oriental”, cuyas olas alcanzaron alturas de 40 metros y penetraron a más de diez kilómetros en la ciudad costera. 

  

Las cifras oficiales señalaron 15,839 muertes a causa de las inundaciones, al menos 3,647 personas desaparecidas y 5,950 heridos. El daño a la economía fue igual de grande, pues se calculó que el daño a la infraestructura y las pérdidas fueron equivalente al 2.5 % del PIB de Japón. 

  

Hace poco más de un año, el 5 de septiembre del 2022, en Pakistán, se vio una de las inundaciones más mortíferas de la historia, como consecuencia directa del cambio climático. Entre mayo y abril, el país registró temperaturas récord superiores a los 40 grados, por lo que en los meses siguientes los glaciares de las montañas del norte se derritieron, aumentando el nivel del río Indo. 

  

Respecto a las muertes, solamente se tuvo conocimiento de 1,300, pero el número de personas desplazadas por el agua fue sustancialmente mayor. Al menos 33 millones de personas fueron desalojadas y un tercio del país quedó inundado, 1.2 millones de hogares fueron destruidos y más de 5,000 kilómetros de carreteras fueron consumidas. 

  

Los terremotos y tsunamis casi siempre son sinónimos de muerte y el del 26 de diciembre de 2004 en el Océano Índico no fue la excepción. Fue de magnitud 9.1 y provocó el tsunami más grande del siglo XXI con olas que iban entre 500 y 1,000 kilómetros por hora. 

  

A diferencia de los anteriores, con este movimiento telúrico se vieron afectados múltiples países con decenas de miles de muertos. En Indonesia, se calcularon entre 220,000 y 170,000 víctimas mortales, mientras que en Sri Lanka se registraron 36,000, Tailandia marcó al menos 8,000 muertos y en la India se dieron al menos 12,400 fallecimientos. Entre las cuatro naciones acumularon entre 190,400 y 240,400 vidas perdidas. 

  

Por último, el 12 de enero del 2010, en Haití, se registró nuevamente un terremoto de magnitud 7.0 a 15 km de Puerto Príncipe; fue el más intenso del que se tenga conocimiento desde 1770. En los 13 días posteriores todavía continuaban las labores de rescate y ya se contaban al menos 150,000 víctimas mortales, aunque el recuento final ascendió a 200,000 muertos. En el 2011, la cifra se ajustó y se impuso en 316,00 fallecidos y 350,000 personas heridas, aunado al 1.5 millón que se quedó sin hogar. 

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