
Desde el pasado 25 de octubre, Islandia permanece bajo una constante amenaza volcánica acompañada de terremotos, y ahora la erupción del volcán Fagradalsfjall parece inminente. La situación alcanzó un punto crítico, especialmente para los residentes del municipio pesquero de Grindavik, ubicado al oeste de la isla, donde los ciudadanos fueron evacuados de emergencia.
Josselyn García, una inmigrante venezolana de 31 años residente en Islandia desde hace 9 meses, compartió para el sitio 20minutos el impacto emocional que tuvo por los temblores que incluso provocaron daños estructurales en la zona donde vive: “Me ha afectado bastante emocionalmente, no sabes qué hacer ni cuándo tienes que correr cuando se producen estos temblores".
Un antiguo mapa de #Grindavík de 1957 muestra una antigua grieta que atraviesa toda la ciudad exactamente como la registrada este fin de semana #Islandia pic.twitter.com/uBg93C0ht7
— Nidal (@socNidal) November 13, 2023
Los “temblores leves” comenzaron a sentirse el 25 de octubre en dicha localidad; sin embargo, días después se intensificaron, escalando a magnitudes de 5 a 5.5, y con una constancia de entre tres y cuatro minutos, lo que llevó a las autoridades a evacuar a los residentes a varios puntos seguros del país.
"A mí me han alojado en un hotel, pero hay otras personas en complejos deportivos", mencionó Josselyn.
La situación de Josselyn es aún más preocupante puesto que está a la espera de "un estatus migratorio para poder trabajar", y tendrá que “empezar de nuevo”, se encuentra sola en el país y todo lo que poseía lo dejó en Grindavik. “Era mi segundo hogar y ahora ha cambiado todo de forma muy drástica", comentó.
A 69 kilómetros de la zona afectada, alojado en un complejo hotelero, Roger Ernesto Guerra de 39 años, originario de Venezuela, calificó esta experiencia como “traumática”.
"Hemos sufrido bastante incertidumbre porque mi esposa está embarazada de 8 meses", agregó Guerra.
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La crisis también impactó en el ámbito laboral, con daños a empresas locales y pérdida de empleos. Sin embargo, esta situación se limita a la península de Reykjanes, ya que el resto de Islandia continúa sin afectaciones. Bernat Pujol, un español que trabaja en la región de Vik, mencionó que los terremotos son leves y que para los islandeses, estas circunstancias son relativamente comunes y manejables.
"Se ha podido notar algún terremoto, pero con afectación mínima", comentó Pujol.