Hoy 22 de abril, el mundo conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha establecida por la ONU para concienciar sobre la necesidad de proteger el planeta y promover prácticas sostenibles que aseguren su futuro.
En su 55ª edición, bajo el lema “Nuestro Poder, Nuestro Planeta”, el llamado global es a acelerar la transición hacia energías renovables, pero también a enfrentar los peligros que amenazan la vida en la Tierra.
La biodiversidad en crisis: deforestación, pérdida de hábitats y especies en extinción
Actualmente, los bosques cubren aproximadamente un tercio de la superficie terrestre y albergan a más del 80% de las especies terrestres. Sin embargo, con base en los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se pierden alrededor de 10 millones de hectáreas de bosques debido a la deforestación. Esta pérdida de hábitat es una de las principales causas de la disminución de la biodiversidad.
De acuerdo con el informe de Planeta Vivo de World Wild Wife, desde 1970, las poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios han disminuido en promedio un 68% a nivel mundial; la deforestación es una de las causas principales.
La tala de bosques destruye hábitats esenciales para miles de especies, fragmenta ecosistemas y libera grandes cantidades de carbono almacenado, contribuyendo al cambio climático. Además, la pérdida de cobertura forestal provoca erosión del suelo, desertificación y climas locales más secos, afectando la productividad agrícola y la estabilidad ambiental.
La agricultura intensiva, por su parte, impulsa la expansión de cultivos y pastizales a costa de bosques y ecosistemas naturales. Este modelo usa agroquímicos, fragmenta el paisaje y contamina suelos y aguas, acelerando la pérdida de biodiversidad. Además, puede llevar a la degradación del suelo, la contaminación del agua y la pérdida de polinizadores esenciales para la producción de alimentos.
Se estima que la agricultura intensiva es responsable de al menos el 80% de la deforestación mundial.
Especies en peligro de extinción
En este contexto, la pérdida de hábitats y la sobreexplotación de recursos han llevado a muchas especies al borde de la extinción. Un caso emblemático es el del dodo, un ave endémica de las Islas Mauricio que se extinguió en el siglo XVII debido a la caza y la introducción de especies invasoras.
Asimismo y de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza UICN, más de 44,000 especies están en peligro de extinción.
Entre ellas, más de 1,400 especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios se encuentran en categoría “críticamente amenazada”.
En México, el 12% de las especies endémicas están amenazadas; destacan especies como ajolote, vaquita marina, tigrillo y tapir centroamericano.
Acciones urgentes y responsabilidades compartidas
La conservación de la biodiversidad requiere acciones coordinadas a nivel global, y gobiernos, empresas y ciudadanos tienen roles fundamentales en esta tarea.
Agricultura sostenible: es necesario transformar la producción agrícola hacia modelos más sostenibles que reduzcan el uso de agroquímicos, eviten la expansión descontrolada y promuevan la regeneración de suelos y la biodiversidad. Un ejemplo de ello, la biotecnología y prácticas agroecológicas pueden ayudar a mejorar la productividad sin destruir hábitats.
Consumo ético: los consumidores tienen un papel clave al elegir productos que respeten el medioambiente, reducir el desperdicio y apoyar prácticas responsables. Cambiar dietas hacia opciones más saludables y sostenibles también contribuye a disminuir la presión sobre los ecosistemas.
Transición energética: El impulso a energías renovables por las empresas y gobiernos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es vital para mitigar el cambio climático, que se prevé será el principal detonante de la pérdida de biodiversidad en las próximas décadas.
Educación y movilización social: La concienciación y participación ciudadana, como la que se observa en el Día de la Tierra con actos y campañas promovidas por los gobiernos, son esenciales para generar un cambio cultural y político que priorice la protección ambiental.