El matrimonio ya no es para siempre, según los jóvenes

El matrimonio ya no es para siempre, según los jóvenes

Foto: Freepik

El cuarto domingo de abril se celebra el Día Mundial del Matrimonio, con el objetivo de promover el valor del compromiso matrimonial como pilar de la familia y la sociedad. Sin embargo, la percepción de que el matrimonio es "para siempre" ha evolucionado, influenciada por cambios sociales, legales y culturales.

 

Aunque en contextos religiosos y tradicionales se mantiene la visión del matrimonio como un compromiso indisoluble, esta idea ha perdido fuerza. Factores como el aumento de divorcios, la legalización del divorcio exprés, el matrimonio igualitario, el auge de uniones libres y la priorización de la independencia personal han llevado a una percepción más flexible.

 

En México, los jóvenes muestran una clara preferencia por permanecer solteros o vivir en unión libre antes que casarse. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2024, hecha por el INEGI, 68.7 % de los jóvenes de 15 a 29 años están solteros, con una mayor proporción de hombres que de mujeres. Además, 19.1 % de los jóvenes de 15 a 29 años viven en unión libre, frente a solo 8 % que opta por el matrimonio.

 

 

Actualmente, los jóvenes en México ven el matrimonio como una opción personal y flexible, con menor presión social y mayor aceptación de alternativas como la unión libre o la soltería, impulsados por la igualdad de género, la secularización y las demandas económicas.

 

En cambio, las generaciones mayores lo consideran una institución sagrada y permanente, influenciados por valores religiosos y roles de género tradicionales, así como por una menor aceptación de la unión libre o el divorcio, vistos como socialmente indeseables. Esta brecha refleja una transformación cultural profunda en México, donde el matrimonio ya no es el único modelo de unión o realización personal.

 

¿El matrimonio se sigue considerando un “deber” religioso o social, o más como un contrato?

 

El matrimonio se considera cada vez más un contrato, especialmente entre los jóvenes, quienes lo ven como una decisión personal y reversible, impulsada por beneficios prácticos o emocionales, en lugar de un “deber” religioso o social.

 

Entre los jóvenes, especialmente en contextos urbanos, el matrimonio se percibe como un acuerdo formal entre dos personas, basado en amor, compatibilidad o metas compartidas, más que en un compromiso eterno. La frase “un papel no garantiza el amor” es común en encuestas y redes sociales, indicando que muchos ven el matrimonio como un trámite administrativo opcional.

 

La preferencia por la unión libre refleja que los jóvenes buscan relaciones comprometidas sin necesidad de un contrato legal. Sin embargo, quienes optan por casarse lo hacen por beneficios prácticos, como seguridad jurídica o estabilidad para formar una familia.

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