
La idea de tener una "deficiencia de dopamina" como explicación para síntomas de procrastinación, desmotivación o agotamiento se difundió ampliamente en internet. Esta tendencia, impulsada por influencers de bienestar, propone soluciones rápidas, como desintoxicaciones y suplementos para elevar la dopamina.
De acuerdo con información exclusiva obtenida por NotiPress, William Ondo, neurólogo del Hospital Houston Methodist, advirtió sobre la simplificación excesiva de estos conceptos. "Hay pocas cosas más complicadas que el cerebro", explicó, subrayando que los neurotransmisores, incluida la dopamina, están regulados por mecanismos complejos.
Si bien popularmente se asocia a la dopamina con la sensación de placer, el especialista puntualizó: "No es que te haga sentir bien per-se, la liberación de dopamina te proporciona el deseo de sentirte bien". Esta diferencia resalta el riesgo de malinterpretar su función en el cerebro y el cuerpo.
La dopamina cumple múltiples funciones esenciales, como facilitar movimientos suaves y coordinados, regular el estado de ánimo, intervenir en la percepción del dolor, el sueño, la visión, el olfato y apoyar la función inmunológica. Por ello, algunas personas expresan preocupación por sus niveles de este neurotransmisor.
A diferencia de condiciones como la deficiencia de hierro o vitamina D, la "deficiencia de dopamina" no se reconoce como diagnóstico oficial. "No es un término médico formal", aclaró el Dr. Ondo, quien enfatizó que el cuerpo mantiene un control estricto sobre su producción.
Sin embargo, en casos como la enfermedad de Parkinson, sí se observan niveles críticamente bajos de dopamina. "La enfermedad de Parkinson, donde las neuronas que producen dopamina mueren prematuramente, es el ejemplo clásico de esto", explicó el neurólogo del Hospital Houston Methodist.
El especialista también indicó que los niveles de dopamina disminuyen de manera natural con el envejecimiento. Según sus declaraciones, "un adulto promedio produce un 35% menos de dopamina cuando alcanza los 75 años".
Sobre la relación entre dopamina y afecciones como el TDAH o el síndrome de piernas inquietas, Ondo destacó: "Si estás tratando algo con dopamina y funciona, podrías pensar que eso significa que no tenías suficiente dopamina para empezar, ¿cierto? Bueno, no".
Respecto a los tratamientos, aclaró: "No entendemos estos sistemas lo suficientemente bien como para asumir que algo que parece lógico es realmente cierto". En estudios de imágenes cerebrales, no se observaron reducciones significativas de dopamina en pacientes con estas condiciones.
Frente a los métodos populares para aumentar la dopamina, como las llamadas "desintoxicaciones digitales" o el uso de suplementos, Ondo fue enfático: "Simplemente tomar un suplemento precursor no aumenta la cantidad real de dopamina en el cerebro". Además, mencionó que prácticas como la reducción del uso de pantallas pueden aportar beneficios al bienestar general, aunque no necesariamente incrementan los niveles de dopamina de forma directa.
Como estrategias comprobadas, el especialista recomendó actividades cotidianas las cuales generen expectativa de recompensa, en especial el ejercicio físico. "No hay evidencia de que algún suplemento o 'desintoxicación' cambie la cantidad de dopamina en el cerebro", concluyó. (NotiPress)