
El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco está programada para comenzar este miércoles. Mucho se ha hablado sobre este proceso que lleva a cabo el Colegio Cardenalicio, desde su procesión a la Capilla Sixtina hasta la fumata blanca. Pero, además de ser un ritual lleno de secretismo e historia, existen algunos datos poco conocidos que despiertan curiosidad.
La Sala de las Lágrimas
La Sala de las Lágrimas, un pequeño espacio privada junto a la Capilla Sixtina, es el sitio en el que el cardenal recién elegido se retira tras aceptar el cargo, vestir las vestimentas papales y elegir su nombre pontificio. Este lugar, fue nombrado de esta manera porque refleja el impacto emocional de asumir el papado. Muchos papas han llorado en ese momento, abrumados por la responsabilidad y la conciencia de que su vida personal quedará atrás. Es un espacio de soledad donde el elegido enfrenta la magnitud de su nuevo rol antes de presentarse al mundo.
Primeras imágenes de la Stanza del Pianto o “Sala de las Lágrimas”: el espacio junto a la Capilla Sixtina donde el Papa recién elegido se retira para vestirse por primera vez de blanco y guardar un momento de silencio. pic.twitter.com/rVJyFIIgWC
— EWTN ESPAÑOL (@EWTNespanol) May 7, 2025
¿Qué pasa en caso de una emergencia?
En caso de una emergencia, las reglas y la estructura organizativa del Vaticano están diseñadas para priorizar la seguridad de los cardenales, la continuidad del proceso y el secreto absoluto.
Si un cardenal elector cae enfermo, las normas permiten que abandone temporalmente el cónclave para recibir atención médica y luego regrese, siempre que la enfermedad sea confirmada y justificada. En algunos casos, el cardenal puede ser acompañado por un enfermero si su condición de salud lo requiere, pero esto debe ser aprobado previamente por las congregaciones de cardenales.
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En caso de que se presente la muerte de un cardenal, el cónclave continuaría con los cardenales restantes, puesto que el proceso está diseñado para proceder incluso en circunstancias difíciles, siempre que haya suficientes electores para alcanzar los dos tercios requeridos.
En caso de una emergencia externa, el Vaticano priorizaría la seguridad de los cardenales, la integridad del proceso y la continuidad de la elección del papa. La Guardia Suiza y las autoridades vaticanas neutralizarían las amenazas físicas o tecnológicas, mientras que los cardenales serían protegidos o trasladados si fuera necesario, y el cónclave se reanudaría una vez controlada la situación.
¿El cardenal electo puede rechazar el cargo?
Sí puede rechazarlo, ya que la aceptación es un acto libre y necesario para que la elección sea válida. En caso de que ocurra, el cónclave continúa con nuevas votaciones hasta que otro candidato acepte. Este escenario, aunque raro, está contemplado en las normas y no compromete la continuidad del proceso. En el cónclave de 1268-1271, los cardenales votaron por Philip Benizi de Damiani, pero este huyó de Viterbo para evitar el cargo, lo que prolongó la elección.
Aislamiento absoluto
Otro aspecto durante este proceso es el aislamiento, el cual está estrictamente regulado, diseñado para garantizar la confidencialidad, la reflexión espiritual y la independencia de los cardenales electores mientras eligen al nuevo papa. Los cardenales se alojan en la Casa de Santa Marta, pero durante las votaciones están encerrados en la Capilla Sixtina, sin acceso a teléfonos, internet, televisión o cualquier comunicación externa. Las ventanas se sellan y el Vaticano se cierra al público.
Se llevan a cabo hasta cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde; entre sesiones, los cardenales pueden meditar o pasear en la casa, pero siempre bajo vigilancia para evitar contactos externos.
Todos los participantes, desde cardenales hasta personal de apoyo, juran guardar secreto absoluto sobre el cónclave, bajo pena de excomunión automática, reservada a la Santa Sede. El juramento prohíbe incluso usar dispositivos de grabación.
Si algún cardenal rompe el secreto y filtra lo que ocurre dentro, la sanción es automática. En 2005, tras la elección de Benedicto XVI, los medios publicaron detalles muy precisos. Años después, en 2024, el papa Francisco confirmó en su libro “El Sucesor” que, efectivamente, alguien habló.
2️⃣ "El sucesor", de @javierMbrocal (2024)
— Aceprensa (@Aceprensa) April 22, 2025
"Un libro con una extensa entrevista al Papa Francisco, un análisis filosófico que contextualiza a su pontificado y documentos sobre la convivencia temporal de dos Papas".https://t.co/WedmtjAMC9 pic.twitter.com/QNyeJLp0pM
¿Cuánto dura el cónclave?
Un cónclave no tiene una duración fija, ya que depende de cuánto tarden los cardenales en llegar a un acuerdo. Históricamente, los cónclaves han variado desde unas pocas horas hasta varios días. En promedio, los cónclaves modernos suelen durar entre 2 y 5 días. El cónclave más largo, duro más de 1,000 días en Viterbo, resultando en la elección de Gregorio X, un no cardenal.
Los cardenales no pueden votarse a sí mismos y las papeletas están diseñadas para garantizar el secreto. Durante la votación, los cardenales solo hablan para pronunciar el nombre del candidato y el juramento, una vez afuera, tienen permitido conversar e intercambiar impresiones. Están prohibidas las campañas, pero no las conversaciones estratégicas.
Si un cardenal llega tarde, puede ingresar al Cónclave solo si aún no ha empezado la primera votación. En 2013, el cardenal de Vietnam llegó justo antes del inicio y pudo participar.
Todos los cónclaves se han llevado a cabo en la Capilla Sixtina desde 1492, a excepción de cinco ocasiones: cuatro en el Palacio del Quirinal y una en Venecia en 1800, cuando el Vaticano huía de Napoleón.