
Una cápsula espacial soviética, conocida como Cosmos 482, se estrellará contra la Tierra esta misma semana tras permanecer más de cinco décadas en órbita. Este fragmento es parte de un vehículo lanzado en 1972 durante un intento fallido de enviar una sonda a Venus, y su reingreso genera incertidumbre sobre su trayectoria y posibles impactos.
De acuerdo con estimaciones, el objeto podría volver a entrar en la atmósfera alrededor del 10 de mayo, aunque las condiciones del clima espacial y el desconocimiento sobre su forma exacta dificultan las predicciones precisas. De acuerdo con los investigadores, la parte que reingresará corresponde a la cápsula de entrada, diseñada originalmente para resistir las extremas temperaturas y presiones de la atmósfera venusina, 90 veces más densa con respecto a la terrestre. Esta capacidad eleva la posibilidad de que la cápsula sobreviva a la reentrada y llegue a impactar el suelo.
Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, señaló en su sitio web que "bien podría sobrevivir a la entrada en la atmósfera de la Tierra y chocar contra el suelo". Aunque aclaró, el riesgo de que el objeto golpee a alguien es bajo, advirtió: "No hay necesidad de preocuparse demasiado, pero nadie querría que le golpee en la cabeza".
Aerospace's Center for Orbital and Reentry Debris has updated the predictions for Cosmos 482's reentry.
— The Aerospace Corporation (@AerospaceCorp) May 9, 2025
Aerospace predicts reentry to occur on May 10th at 5:54 am UTC +/- 4 hours.
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La cápsula es el remanente del programa Venera, desarrollado por el Instituto de Investigación Espacial Soviético (IKI) durante la carrera espacial de mediados del siglo XX. En 1972, dos naves, identificadas como V-71 n.° 670 y V-71 n.° 671, fueron lanzadas hacia Venus. Solo la primera logró transmitir datos desde la superficie del planeta. La segunda, sin embargo, quedó atrapada en una órbita terrestre tras una falla en el lanzamiento. Bajo la designación Cosmos, el vehículo pasó a formar parte de los objetos monitoreados desde la Tierra.
Según Marlon Sorge, experto en desechos espaciales de The Aerospace Corporation, la cápsula destaca por su densidad y resistencia: "Es bastante denso, sea lo que sea, porque tuvo un punto muy bajo en su órbita, pero no se desintegró durante décadas". Sorge agregó que es improbable que el paracaídas de la cápsula funcione tras su prolongada exposición al espacio.
Los cálculos de The Aerospace Corporation indican que las probabilidades de daños mortales por el impacto son de aproximadamente 1 en 25,000. Marco Langbroek, experto en tráfico espacial de la Universidad Técnica de Delft, explicó que la zona de posible caída abarca regiones entre los 52 grados de latitud norte y sur, incluyendo partes de África, Sudamérica, Australia, Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia. No obstante, destacó: "Como el 70% de nuestro planeta es agua, es muy probable que acabe en algún océano".
Ante un eventual impacto en tierra, Sorge recomendó evitar el contacto con los restos, debido a posibles riesgos químicos y estructurales. "Contacten a las autoridades. Por favor, no se metan con eso", instó.
El portavoz de The Aerospace Corporation, Parker Wishik, recordó que bajo el Tratado del Espacio Exterior de 1967, Rusia mantendría la propiedad de cualquier resto recuperable. Asimismo, subrayó la importancia de continuar las iniciativas globales de mitigación de desechos espaciales: "Lo que sube, baja. Estamos aquí hablando de ello más de 50 años después, lo cual demuestra la importancia de la mitigación de desechos". (NotiPress)