Píldora anticonceptiva: 65 años entre avances médicos y mitos que aún persisten

Píldora anticonceptiva: 65 años entre avances médicos y mitos que aún persisten

Foto: Freepik

El 11 de mayo de 1960, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la comercialización de la primera píldora anticonceptiva oral, Enovid. Desde entonces, este avance ha sido clave para la autonomía reproductiva de las mujeres. Sin embargo, a 65 años de su aparición, la píldora continúa envuelta en mitos y prejuicios en muchas mujeres, lo que influye directamente en las decisiones de salud reproductiva.

 

El desarrollo de la píldora comenzó en 1948, cuando Planned Parenthood otorgó una pequeña donación a los biólogos Gregory Pincus, John Rock y M. C. Chang para investigar un anticonceptivo oral. La principal financiadora fue Katharine Dexter McCormick, una destacada líder sufragista que impulsó la investigación con recursos económicos y visión social.

 

En 1956 se hicieron los primeros ensayos a gran escala en Puerto Rico, donde alrededor de 1,500 mujeres participaron sin un consentimiento informado adecuado. Enovid contenía 10 mg de noretinodrel y 150 microgramos de mestranol, dosis mucho más altas que las actuales. La comercialización completa comenzó en 1961 con dosis más bajas (5 mg de noretinodrel y 75 microgramos de mestranol), lo que redujo los efectos secundarios y mejoró la seguridad.

 

Hoy en día, existen múltiples formulaciones seguras y accesibles, y se estima que más de 150 millones de mujeres en el mundo utilizan anticonceptivos orales combinados, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

 

En México, alrededor de 25.5 % de las mujeres utilizan anticonceptivos orales, siendo uno de los métodos anticonceptivos más comunes. La píldora anticonceptiva es conocida y utilizada por 91.8 % de la población femenina en México, según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica.

 

Mitos que siguen vivos

 

Pese a su efectividad de 99 % si se usa correctamente, la píldora está rodeada de información errónea, la cual impide su uso adecuado. De acuerdo con una encuesta hecha por Bayer México en 2023:

 

  • 58 % de las mexicanas cree erróneamente que la píldora causa infertilidad permanente. En realidad, la fertilidad se restablece en semanas tras dejar de tomarla.
  • 46 % considera que provoca aumento de peso significativo, aunque los estudios actuales muestran que las formulaciones modernas contienen microdosis hormonales que no tienen ese efecto.
  • 33 % piensa que hay que descansar del uso de la píldora cada cierto tiempo, algo que los especialistas desmienten: no existe evidencia científica que lo respalde.

 

Entre otros mitos se encuentran:

 

Mito: La píldora se acumula en el cuerpo y es dañina.
Verdad: Las hormonas de la píldora son similares a las naturales y no se acumulan en el organismo; generalmente son bien toleradas.

 

Mito: Solo se debe tomar antes de una relación sexual.
Verdad: La píldora se toma diariamente en un ciclo específico para mantener su efectividad, no solo antes o después del acto sexual.

 

Mito: La píldora protege contra infecciones de transmisión sexual.
Verdad: No protege contra enfermedades como VIH o clamidia; para esto es necesario usar preservativo.

 

Además, el miedo al cáncer sigue siendo un motivo de rechazo. Sin embargo, múltiples investigaciones indican que puede reducir el riesgo de cáncer de endometrio y de ovario.

 

Estos mitos, en su mayoría heredados de generaciones anteriores, continúan influenciando incluso a mujeres jóvenes con acceso a internet.

 

Hoy en día, la percepción de la píldora anticonceptiva en México está cambiando, aunque aún enfrenta retos. Muchas mujeres reconocen sus beneficios no solo para evitar embarazos no deseados, sino también para mejorar condiciones como el dolor menstrual, el acné o el síndrome premenstrual. Sin embargo, la demanda de información clara y confiable sigue siendo alta, ya que la desinformación y los prejuicios influyen en la aceptación y uso adecuado del método.

 

Con lo que profesionales de la salud recomiendan que la elección del anticonceptivo sea personalizada, considerando el perfil clínico y las preferencias de cada mujer, y que se brinde asesoría integral para derribar mitos y promover un uso seguro y efectivo.

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