Entre papel impreso y lo digital: ¿qué contamina más?

Entre papel impreso y lo digital: ¿qué contamina más?

Foto: FreePik

Instituciones y servicios están optando por dejar atrás los estados de cuenta y recibos impresos para enviarlos por medios digitales, todo en pro del medioambiente. Esta transición busca reducir el consumo de papel y la generación de basura física, una medida que ha sido bien recibida por su contribución a la disminución de residuos sólidos. Pero ¿realmente lo digital es más verde? Expertos advierten que la contaminación digital también deja una huella, y no es menor.

 

En los últimos años, se ha promovido que evitar imprimir documentos es un acto de conciencia ecológica. Bancos, aseguradoras, compañías de luz y servicios de internet invitan a sus usuarios a renunciar a los recibos en papel y optar por el envío digital. Esto bajo la premisa de que menos árboles talados, menos residuos sólidos, menos contaminación.

 

Sin embargo, esa lógica tiene matices, porque lo digital, ese universo aparentemente limpio e intangible, también contamina. Cada correo electrónico enviado, cada archivo almacenado en la nube, cada video reproducido o reunión por Zoom, consume energía. Y esa energía, en muchas partes del mundo, sigue dependiendo de combustibles fósiles.

 

El papel, un viejo enemigo del medioambiente

 

La fabricación de papel ha sido históricamente señalada por su impacto ambiental. De acuerdo con la organización Tecnología Cero Papel, producir una tonelada de papel requiere al menos 24 árboles, 90,000 litros de agua y consume energía intensiva, además de emitir una cantidad considerable de gases de efecto invernadero.

 

Además, la industria papelera está ligada a la deforestación, al uso de productos químicos que contaminan cuerpos de agua, y a una enorme generación de residuos. En 2023, México produjo más de 3 millones de toneladas de papel, de las cuales el 30% se destinó a fines administrativos y publicitarios, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

 

El lado oscuro de lo digital

 

Sin embargo, aunque la reducción del papel es un avance significativo, el uso de tecnologías digitales también tiene un impacto ambiental que no debe ser ignorado. El envío de correos electrónicos y el almacenamiento de datos en la nube generan emisiones de dióxido de carbono (CO2) debido al funcionamiento de los centros de datos y la infraestructura de internet. Cada correo electrónico, por ejemplo, puede emitir entre 5 y 19 gramos de CO2, dependiendo del análisis, y el spam contribuye de manera considerable a esta contaminación digital con miles de correos no deseados que generan toneladas de CO2 al año.

 

Por su parte, los centros de datos, es decir, las llamadas “nubes” donde se almacenan los correos, documentos y fotos, funcionan 24/7 y requieren una refrigeración constante. Se estima que estos centros consumen cerca del 2% de la electricidad mundial, y gran parte de esa energía proviene de fuentes no renovables.

 

Aunque, por otro lado, la tecnología también ofrece soluciones para mitigar su impacto ambiental. Empresas líderes en servicios en la nube, como GoogleMicrosoft y Dropbox están implementando prácticas para reducir su huella de carbono, como el uso de energías renovables, la optimización del almacenamiento y la gestión responsable de datos obsoletos. Estas iniciativas buscan hacer que el almacenamiento en la nube sea más sostenible, promoviendo una economía circular que minimice los residuos electrónicos y mejore la eficiencia energética.

 

Entonces, ¿qué hacer?

 

La respuesta no es volver al papel, pero sí adoptar un consumo digital responsable. Estas son algunas recomendaciones:

 

Limpiar el buzón digital: eliminar correos innecesarios, especialmente con adjuntos grandes.

 

Evitar el spam: los correos masivos y promocionales generan millones de gigabytes que nadie lee.

 

Apagar lo que no se usa: servidores personales, discos duros externos, luces, routers.

 

Elegir nubes sostenibles: algunas empresas como Google o Microsoft están migrando a centros de datos con energía renovable.

 

Usar papel reciclado: en los casos donde sea inevitable imprimir.

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