
En la capital poblana, hay zonas donde caminar bajo el sol se vuelve insoportable, incluso cuando en otros puntos de la ciudad la temperatura parece aceptable. No es imaginación: son las llamadas “islas de calor”. Este término describe áreas dentro de las ciudades donde la acumulación de construcciones, pavimentos y actividades humanas genera un aumento significativo de la temperatura en comparación con las zonas rurales cercanas.
¿Qué son las islas de calor?
Las islas de calor se forman cuando materiales como el asfalto, el concreto y los edificios absorben y retienen el calor solar durante el día, liberándolo lentamente por la noche. A diferencia de las áreas naturales con vegetación, que refrescan el ambiente, estas superficies duras mantienen y elevan la temperatura local. Además, la actividad humana, como el tráfico vehicular y la industria, contribuye a aumentar la temperatura y la contaminación, agravando el efecto.
Este fenómeno puede elevar la temperatura en zonas urbanas entre 1 y 12 °C más que en las áreas rurales circundantes, afectando la calidad de vida, aumentando la demanda energética para enfriamiento y generando problemas de salud relacionados con el calor.
Con algunas acciones, podemos mitigar los efectos de las islas de calor ????☀️ en las ciudades:
— Coordinación Nacional de Protección Civil (@CNPC_MX) May 18, 2025
????Plantar árboles y participar en programas de reforestación urbana
????Pintar de colores claros los hogares a fin de reflejar la energía solar
????Reducir el consumo de energía eléctrica pic.twitter.com/3A2hDgIqMH
¿Dónde se ubican las islas de calor en Puebla y sus alrededores?
En Puebla capital, las islas de calor se han triplicado en solo cinco años, según datos recientes recabados por el portal El Sol de Puebla. Zonas como La Paz, Los Fuertes, El Barrio de Santiago, Analco, Volcanes, El Carmen, La Margarita, Chulavista, Bugambilias, Santa Cruz Los Ángeles y Santiago Momoxpan ya presentan temperaturas persistentemente más altas que otras partes del municipio.
Especialistas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) han documentado la expansión del fenómeno. Estos estudios climatológicos señalan que, en temporadas cálidas, las diferencias térmicas entre una isla de calor y una zona con más vegetación y menor densidad urbana pueden ser de casi 2.5°C.
El crecimiento de estas áreas no es casual. Coincide con el avance de desarrollos inmobiliarios sin regulación ambiental, la disminución de árboles y el aumento del pavimento en zonas donde antes había suelos permeables.
Más calor, más riesgo para la salud
En ese sentido, el calor excesivo no solo incomoda, puede matar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las olas de calor urbano, en combinación con contaminación, pueden provocar deshidratación, golpes de calor e incluso complicaciones cardiovasculares.
En Puebla, los adultos mayores, niños y personas con enfermedades respiratorias son los más vulnerables. Además, en hogares sin acceso a ventilación o aire acondicionado, el calor acumulado agrava las condiciones de vida.
Y esto no termina en la salud. También afecta el bolsillo. La creciente necesidad de utilizar ventiladores o aire acondicionado incrementa el consumo eléctrico y, con ello, el gasto familiar.
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Ante este panorama, las soluciones existen, pero requieren voluntad política y conciencia ciudadana. En ese sentido, los urbanistas sugieren la implementación de techos y fachadas verdes, la reforestación de zonas habitacionales y la recuperación de espacios públicos.