
Las manifestaciones en México son muy frecuentes y forman parte de la dinámica social y política del país; pero en ellas, los participantes hacen lo que quieren, desde actos vandálicos, como pintas, quema de autos, daños a infraestructura pública y privada, hasta bloqueos de vialidades.
Y a todo esto, con la complacencia de la autoridad, que no hace nada y opta por la contención limitada, sin que se reporte ninguna detención. Caso contrario a lo que está sucediendo en los Estados Unidos, que, ante las recientes manifestaciones de migrantes, los agentes federales han utilizado gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma para dispersar a manifestantes que intentan impedir detenciones.
Además, el gobierno estadounidense desplegó 2,000 elementos de la Guardia Nacional para contener las protestas, que incluyeron enfrentamientos con activistas y miembros de la comunidad.
Son realidades muy distintas; sin embargo, son el reflejo de una política de control más agresiva, enfocada en mantener el orden público y ejecutar medidas migratorias, aunque también ha generado controversia por el uso de fuerza.
Muestra de este contraste entre ambos países: en México se han llevado a cabo una serie de manifestaciones en este 2025, y las autoridades solo son un espectador más de los desmanes que provocan los manifestantes.
Por ejemplo, durante la marcha del 8M, más de 200,000 mujeres participaron en la marcha en la Ciudad de México, partiendo desde el Ángel de la Independencia hacia el Zócalo. La marcha fue mayoritariamente pacífica, con un "saldo blanco" reportado por las autoridades. Sin embargo, en determinados momentos hubo algunas agresiones por parte de un grupo de mujeres, y como respuesta, los elementos de seguridad, resguardados detrás de mamparas, se limitaron únicamente a rociar con polvo de extintor, provocando daños en mujeres pacíficas.
Durante la marcha del Día del Trabajo, que incluyó contingentes de la CNTE, IPN, UNAM, STUNAM, entre otros, un grupo de encapuchados, identificado como el "bloque negro", llevó a cabo actos vandálicos como pintas, rompió vidrios de negocios y cometió robos en tiendas de conveniencia. También se reportaron cadenas y objetos extraídos de mochilas.
La SSC solo contuvo a los encapuchados usando extintores y retiró objetos como cadenas y latas de pintura, pero no hubo ninguna detención.
Desde el mes pasado, miles de docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la CETEG, provenientes de Oaxaca, Michoacán y Guerrero, se movilizaron en la Ciudad de México. Irrumpieron en las oficinas del SNTE en el Centro Histórico, rompiendo puertas con mazos, prendiendo fuego a papelería y creando una fogata con materiales extraídos. Los daños afectaron archivos históricos, y el fuego alcanzó dos pisos del edificio.
También se reportaron destrozos en la Secretaría de Gobernación, donde manifestantes usaron piedras y mazos. La respuesta de la autoridad consistió en dispersar a los rijosos con gas lacrimógeno para evitar la irrupción en Gobernación, pero no hubo ninguna detención.