
Un estudio reciente en Japón mostró que una intervención escolar de largo plazo puede frenar los síntomas depresivos en estudiantes de preparatoria. La investigación fue liderada por la profesora Akiko Ogata de la Universidad de Hiroshima y publicada en mayo de 2025 en Children and Youth Services Review, tras evaluar a 120 alumnos de cursos de tiempo parcial mediante un programa anual enfocado en habilidades emocionales y sociales.
El proyecto fue implementado por Kohei Kambara, de la Universidad Doshisha, junto a expertos de las universidades de Kurume y Hiroshima. El equipo desarrolló el programa denominado "Dominio de las relaciones interpersonales y habilidades emocionales" (MIRaES), dirigido a jóvenes que enfrentan estrés académico y dificultades emocionales durante la educación secundaria superior en Japón.
A diferencia de programas breves, MIRaES tuvo una duración de 12 meses e incluyó 12 sesiones distribuidas a lo largo del año escolar. Las actividades se enfocaron en asertividad, reestructuración cognitiva, manejo de la ira y solución de problemas, adaptadas a las necesidades de los estudiantes de cursos de tiempo parcial.
Las sesiones fueron impartidas por estudiantes de posgrado en psicología clínica en colaboración con docentes, lo que permitió reforzar las habilidades adquiridas en el entorno escolar diario. Esta estrategia buscó que los aprendizajes se integraran en la rutina escolar de los participantes, facilitando su aplicación en la vida cotidiana de los jóvenes.
El estudio no contó con un grupo control por limitaciones logísticas, por lo que se comparó a estudiantes con alta asistencia (11 sesiones o más) frente a quienes asistieron menos de 10 veces. Los primeros no mostraron aumento en síntomas depresivos, mientras que los segundos sí reportaron un empeoramiento significativo.
Los estudiantes con alta asistencia reportaron haber usado lo aprendido en su vida diaria, especialmente en regulación emocional. Según los investigadores, expresiones frecuentes como "vida diaria", "útil" y "control" reflejaron una integración efectiva del contenido del programa en su comportamiento cotidiano.
"El generalizar las habilidades aprendidas al entorno escolar y adaptar los programas preventivos a contextos específicos puede evitar el empeoramiento de síntomas depresivos", señaló Kambara. El enfoque del programa responde a limitaciones comunes en las escuelas, como los horarios rígidos y la falta de personal especializado en salud mental.
Según el mismo investigador, esta propuesta ofrece una alternativa viable para mejorar el bienestar emocional en estudiantes de entre 15 y 18 años. "Este enfoque universal y de alta viabilidad podría contribuir a mejorar la salud mental en estudiantes de los grados 10 a 12", concluyó.
Tal estudio sugiere que estrategias sostenidas, bien integradas al entorno escolar y culturalmente adaptadas, pueden ser aplicables en otros países. Con ello, se abre una vía concreta para enfrentar los problemas de salud mental en adolescentes dentro de sistemas educativos diversos. (NotiPress)