El Día del Gay se celebra anualmente el 28 de junio en conmemoración de los disturbios de Stonewall de 1969 en Nueva York, un hito clave en la lucha por los derechos humanos de la comunidad LGBTQ+. Esta fecha busca promover la igualdad, la diversidad y la aceptación, además de visibilizar las luchas contra la discriminación y la homofobia.
En Puebla, María José Flores Serrano, conocida como “Majo”, es una destacada activista y presidenta de la Asociación Protectora de la Pluralidad Sexual y Derechos Humanos (APPS). Ha liderado esfuerzos significativos en la defensa de los derechos de la comunidad LGBTQ+, organizado acontecimientos como la Marcha Estatal del Orgullo y abogado por políticas públicas inclusivas.
Pero dejando de lado su parte como guerrera, en Imagen Poblana Majo nos platica cómo fue su experiencia al “salir del clóset”, como ella misma lo menciona, y cuáles son los retos a los que se enfrenta en la actualidad.
“A los 7 u 8 años estaba en la banda de guerra, tengo muy vívido ese recuerdo, porque fue una situación de un choque, porque a esa edad no conoces el término de qué es ser una lesbiana, un bisexual, una persona trans; simplemente sabes que eres diferente, sabes que no te gusta lo que se supone que debe gustarte”, relata.
En su etapa de estudiante, Majo acudió a una escuela católica, varios integrantes de su familia eran seminaristas y monjas e, incluso, tiene un tío abuelo que fue arzobispo.
"Entonces, aquí la situación es que todo lo que a mí me habían construido como sociedad, era el hecho de que a mí me tenían que gustar los hombres, decía mi mamá que a mí me tenían que gustar las cosas femeninas y me empezaron a gustar las mujeres", comenta denotando una sonrisa.
A los 8 años, dice Majo, en lugar de observar a sus compañeros que estaban jugando basquetbol o futbol, prefería ver a las niñas porristas, "ese fue mi primer momento que tengo muy vívido, que fue cuando dije: 'oh, Dios, aquí está pasando algo".
Y a partir de ahí comenzó a escuchar comentarios pasivo-agresivos de muchas personas a su alrededor, que le decían: "Dios te ama, pero no si eres lesbiana". Recuerda situaciones de muchas personas que, sin saberlo, le hacían daño con sus propias cargas, "de la estructura heteronormada en la que han sido educados, me decían cosas y obviamente era cuando pensaba si lo digo o no lo digo (que soy lesbiana)".
Poblana de nacimiento, Majo vivió gran parte de su niñez y juventud en Veracruz, pero a su regreso a la tierra que la vio nacer vivió muchos momentos de soledad.
"Yo no salí del clóset, a mí me sacó el chofer de mi familia; al primero que le dijo fue a mi papá, porque yo tenía una pareja y lo enviaba a traer flores y juguetes para mi pareja, pero va y se lo dice a mi papá, y mi papá lo tomó sin mayor problema, nunca más se volvió a tocar el tema. Ya después me sincero con mi mama". Con el tiempo, dice, su mamá lo fue asimilando.
Hay un momento, expresa, en el que los integrantes de la comunidad están listos para "salir del clóset", pero eso no significa que las familias lo estén y aunque reconoce que no deben cargar con las expectativas ajenas ni ser responsables de ellas "sí buscamos empatías, yo creo que también hay que ser empáticos, donde yo entiendo que nuestras familias tenían ciertos sueños sobre nosotros y que obviamente (no se cumplen) al decir que mi hijo es de la comunidad".
Actualmente, Majo enfrenta obstáculos como activista y miembro de la comunidad, desde comentarios mal intencionados por su forma de vestir y que ha sido parte de su sello (botas y sombrero texanos) hasta acoso sexual y propuestas indecorosas.
Uno de los momentos que la dejaron marcada fue el que sufrió en Tehuacán, durante una marcha, en donde unas personas quisieron arrebatarle la vida atropellándola con una camioneta.
Asimismo, afirma que a través de las redes sociales ha sido amenazada, por lo que ahora con la aprobación de la Ley de Ciberasedio interpondrá una denuncia en contra de una persona que, a través de Tiktok, la amenaza con destruirla.
Finalmente, Majo reconoce que a pesar de que hay mayor apertura y movimientos activistas a favor de la comunidad, aún hay muchas personas que no deciden "salir del clóset" por miedo.
"Tan sólo el hecho de que a Fabián lo hayan atacado en una taquería, como cualquiera otro ciudadano que estaba comiendo y que vengan sólo por el hecho de ser LGBT y sea atacado, pues obvio que cualquier otra persona en el proceso lo piensa dos veces", sentencia.
