
Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, está nuevamente en el centro de la controversia tras revelarse que adquirió una propiedad en Tepoztlán, Morelos, valuada en 12 millones de pesos.
El morenista confirmó la compra, asegurando que la está pagando a crédito con sus ingresos; sin embargo, la revelación ha generado críticas debido al contraste con su discurso de austeridad y justa medianía, especialmente porque en 2020 declaraba vivir en una vecindad.
???? Noroña pierde el control y se enfrenta con reportero que lo cuestionó sobre su lujosa casa
— Político MX (@politicomx) August 27, 2025
El morenista no soportó los cuestionamientos de la prensa sobre la casa de 12 millones de pesos que compró en Tepoztlán, Morelos; el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña se… pic.twitter.com/EljST2zBmt
Cinco años después, el senador parece haber logrado adquirir una vivienda que muy pocos mexicanos podrían llegar a comprar, abriendo una brecha entre un ciudadano de a pie y un político perteneciente a un partido que alardea con el principio de “austeridad”.
Para que una persona pueda acceder a una vivienda de este costo, necesita tener un ingreso bastante sustancioso para poder pagarla a crédito y todavía tener el dinero suficiente para cubrir sus necesidades, tomando en cuenta que, en México, los bancos suelen aprobar créditos donde el pago mensual no excede el 30 o 40 % del ingreso neto mensual del solicitante.
Usando un 35 % como referencia, para comprar una casa de 12 millones de pesos a crédito, se requiere de un ingreso necesario de aproximadamente 374 427 pesos mensuales brutos, es decir, 4.5 millones al año, para un crédito hipotecario a 20 años con una tasa del 10 % y un enganche de 15 %.
Los 20 años son un plazo típico. Con un préstamo personal, como en el caso de Noroña por no calificar para un crédito hipotecario convencional, posiblemente por su edad, con una tasa de interés más alta y un plazo más corto, se elevaría significativamente el pago mensual y el ingreso requerido.
Es decir, el plazo podría ser de 5 a 10 años, aumentando el ingreso necesario a 500,000 o 600,000 pesos mensuales debido a tasas más altas que van de 15 a 20 % y plazos más cortos.
Los ingresos declarados por Noroña, que rebasan los 395,000 pesos mensuales, son suficientes para un crédito hipotecario a largo plazo, pero un préstamo personal a corto plazo implicaría un esfuerzo financiero mayor, complementado con otros ahorros o ingresos no declarados.
En terminó generales, la vivienda de Noroña es 41 veces más cara que lo que un trabajador con salario mínimo puede adquirir, y su pago mensual es 79 veces mayor. Mientras que un ciudadano con salario mínimo puede acceder a una vivienda básica con un crédito hipotecario sostenible, la mansión de Noroña requiere ingresos muy superiores al promedio, reflejando una brecha significativa en capacidad de compra.
Es decir, para una vivienda de interés social de poco más de 290,000 pesos, como un departamento pequeño de 50 metros cuadrados en zonas periféricas, una persona debería pagar alrededor de 2,635 pesos durante 20 años, por un crédito hipotecario, con tasa de 11.5 %, lo cual se traduce en 31.5 % del salario bruto, una opción viable pero ajustada.
Con estas cifras, parecería que Noroña es el estandarte de los millones de mexicanos que el gobierno federal presume que han logrado salir de la pobreza, demostrando que cualquiera puede dejar la vecindad y vivir como “fifí”.