
Una profunda conmoción ha generado el caso de Paloma Nicole Arellano Escobedo, una adolescente de 14 años que falleció el pasado fin de semana en Durango, a causa de complicaciones derivadas de una cirugía estética de aumento de busto, liposucción y lipotransferencia a glúteos.
Además, ha generado un intenso debate sobre la regulación de cirugías estéticas en menores, la responsabilidad médica y la presión social sobre la imagen corporal.
Te interesará leer: Asociación de Cirugía Plástica “echa” al cirujano-padrastro tras la muerte de adolescente
Desafortunadamente, en México no existe una edad mínima legal estricta para someterse a cirugías estéticas en menores de edad. Según la Ley General de Salud y las regulaciones de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), estos procedimientos son permitidos siempre que se cuente con el consentimiento informado de los padres o tutores legales.
Sin embargo, expertos como la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, enfatizan que las intervenciones en adolescentes deben evaluarse con precaución debido a la inmadurez emocional, el crecimiento anatómico inconcluso y los riesgos inherentes.
Y es que las cirugías estéticas como el aumento de busto y la liposucción implican riesgos generales y específicos, que se agravan en adolescentes por su desarrollo corporal incompleto, menor madurez emocional y mayor vulnerabilidad a complicaciones.
Por ejemplo, dentro de los riesgos físicos generales se pueden presentar infecciones, sangrado, hematomas, reacciones alérgicas a anestesia, trombosis venosa o cicatrización deficiente, lo cuales se potencializan en adolescentes por qué el crecimiento óseo y muscular está en curso y, en el caso de la liposucción, hay riesgo de irregularidades en la piel o necrosis grasa.
Por otra parte, los riesgos específicos por el aumento de busto se puede presentar la ruptura de implantes, contractura capsular y asimetría. En la liposucción, se puede presentar embolia grasa, quemaduras por ultrasonido y exceso de piel post-procedimiento. En menores de 18 años, el pecho puede seguir creciendo lo cual puede alterar los resultados, además la FDA lo califica como no ético.
Los riesgos sicológicos también están presentes, pueden generar insatisfacción con resultados, dismorfia corporal post-operatoria y adicción a estos procedimientos. En menores impacta severamente en su autoestima, además, algunos estudios muestran reducción temporal de ansiedad, pero con riesgo de arrepentimiento a largo plazo.
Dentro de los riesgos que ponen en peligro la vida del paciente, sobresale el paro cardiorrespiratorio y el edema cerebral. Se estima que 20 % más de pacientes jóvenes busca retoques, elevando costos y exposición a riesgos acumulativos.
Y sin duda, las redes sociales han fomentado significativamente que personas más jóvenes se sometan a estos procedimientos. Un estudio de la Universidad de Boston reveló una correlación directa, el uso intensivo de plataformas como Instagram, TikTok y Facebook aumenta la insatisfacción corporal y el deseo de cirugías, especialmente en mujeres jóvenes, al exponerlas a filtros, influencers y estándares irreales de belleza.