La compañía Shein enfrenta una controversia recientemente en Francia. Las autoridades francesas identificaron en su sitio web productos prohibidos, incluyendo muñecas sexuales con apariencia infantil.
Además, la apertura de su primera tienda física permanente en París generó fuerte rechazo de grupos de protección al consumidor, sindicatos de la industria de la moda y autoridades locales.
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Pero, mientras eso sucede en Europa, en México la gigante china de la moda rápida sigue su imparable ascenso. Con ventas globales proyectadas en 45,000 millones de dólares para 2025 y un crecimiento del 19 % anual, Shein se ha convertido en el rey del e-commerce textil en el país, impulsando un mercado que podría alcanzar los 537,000 millones de pesos en ropa y calzado este año.
Pero ¿cómo llegó esta plataforma, nacida en 2008 como una humilde tienda de vestidos de novia, a posicionar a México en su top 5 de mercados mundiales?
La llegada de Shein a México en 2017 fue discreta, envíos directos desde China con entregas de 15 a 20 días que limitaban su atractivo. Sin embargo, la pandemia de 2020 encendió la mecha, el boom del e-commerce local, con un aumento del 250 % en descargas globales de la app, posicionó a México en el top 5 de mercados de Shein.
Para 2021, el país registraba 27.35 millones de descargas, superando a rivales como Zara en visitas mensuales y ventas locales estimadas en cientos de millones de dólares. El salto cualitativo llegó con la localización estratégica, en 2022, surgieron pop-up stores temporales en Ciudad de México y Guadalajara, atrayendo colas masivas y vendiendo al mayoreo a emprendedores locales.
Para 2023, Shein invirtió 100 millones de dólares vía Claure Group en centros de distribución y fábricas en Guanajuato y Jalisco, aprovechando el nearshoring para reducir tiempos de 7 a 10 días y evadir aranceles. Este año, la adquisición de Romwe y el lanzamiento de un marketplace para PyMEs mexicanas han integrado ventas puerta a puerta, donde 3.1 millones de independientes revenden vía WhatsApp. En mayo de 2025, un pop-up en Monterrey generó ventas récord en cuatro días, consolidando a México como hub regional.
Pero Shein no solo vende ropa; ha reprogramado los hábitos de consumo de moda en México, especialmente entre la Generación Z y Millennials que representan 76 % de sus 88.8 millones de usuarios activos.
Lo que antes era una compra ocasional en centros comerciales ahora es un impulso diario desde el celular, con 3.4 compras anuales por usuario frente a 1.2 en retailers tradicionales como Liverpool o Zara. Un estudio de Statista en este año, revela que el 62 % de los jóvenes mexicanos considera la moda “desechable”, es decir, la usan 5 o 7 veces y la desechan y Shein, con precios de 89 pesos por prenda, es el motor de esta transformación.
Este modelo hyper-consumo ha democratizado la moda, pero a costa de la calidad y el planeta. 66 % del catálogo de Shein es poliéster virgen y 85 % de las prendas terminan en basureros en menos de un año, según Greenpeace México.
En el país, solo 1 % de textiles se recicla, y Shein contribuye con millones de toneladas de desecho anual. Una blusa de 89 pesos cuesta 3 pesos en producción, pero genera 12 kg de CO₂ en transporte desde China o fábricas locales.
El costo humano es igual de alto, en fábricas de Guanajuato y Jalisco, sin auditorías públicas, se reportan jornadas de 75 horas semanales y salarios de 4,500 pesos mensuales por producir 500 prendas diarias, condiciones similares a las documentadas en China por Public Eye. Localmente, 15,000 empleos se perdieron en León desde 2020 por competencia desleal, según CANAIVE, además, la evasión fiscal histórica restó miles de millones al erario, hasta los aranceles de 2025.