Juguetes tras la Navidad y los Reyes, entre el abandono y la donación

Juguetes tras la Navidad y los Reyes, entre el abandono y la donación

Foto: FreePik

Santa Claus y los Reyes Magos están a punto de llegar con sus bolsas llenas de sorpresas y, como cada año, los niños están ilusionados esperando que les traigan cosas nuevas y emocionantes. Suele ser un momento de renovación en los juguetes y muchos regalos terminan desplazando a los que ya tienen; las casas se llenan de juguetes relucientes y de moda.

 

Sin embargo, esta renovación provoca que muchos objetos que aún funcionan queden relegados al fondo de los clósets, bodegas o cajas, abriendo la pregunta: ¿qué destino tienen esos juguetes que ya no se usan?

 

Un sondeo de Imagen Poblana entre padres y madres de familia revela que el destino de estos artículos es diverso. Algunas personas optan por venderlos a través de redes sociales, bazares o aplicaciones de segunda mano, especialmente cuando se trata de consolas, tablets o juguetes de alto valor.

 

Tal es el caso de Roberto, padre de familia, quien dijo que cuando sus hijos dejan de utilizar los juguetes o regalos que les traen los Reyes Magos, opta por venderlos a través de redes sociales. “Cuando mis hijos ya no usan los juguetes o los regalos que les hayan traído los Reyes, los vendo por redes sociales”, comentó, y explicó que esta alternativa le permite dar una segunda vida a los artículos que aún se encuentran en buen estado.

 

Otros prefieren regalarlos a familiares, vecinos o conocidos con hijos pequeños, como una forma de extender su vida útil y generar un impacto positivo en su entorno cercano. 

 

Lucía, madre de familia, compartió que suele obsequiar los juguetes que ya no usan sus hijos a niños de la colonia. “Tengo vecinitos que muchas veces no les llega Santa Claus o los Reyes Magos, entonces mejor se los regalamos para que los aprovechen”, aseguró.

 

Sin embargo, la gran mayoría de los entrevistados aseguró que muchos de estos juguetes o dispositivos terminan almacenados durante años o incluso desechados, pese a que todavía funcionan, principalmente por la falta de tiempo, información o espacios para reutilizarlos. 

 

Así lo expresó Martín, quien reconoció que aunque ha pensado en donarlos “muchas veces se quedan guardados, porque no sabemos a dónde llevarlos o simplemente no hay tiempo para buscar opciones”.

 

En Puebla, los juguetes y dispositivos electrónicos que terminan olvidados tras las fiestas pueden tener un impacto positivo si se manejan responsablemente. La donación es la opción más común y solidaria, pero también hay formas de venderlos, reciclarlos o reutilizarlos creativamente.

 

Donación es la opción más recomendada, pues muchas organizaciones reciben juguetes nuevos o usados en buen estado, sin pilas, no bélicos, limpios y completos, para entregarlos a niños en situación vulnerable.

 

Venta o intercambio en diversas plataformas digitales como Mercado Libre, Facebook Marketplace o Locanto, que son ideales para vender juguetes usados en buen estado o coleccionables.

 

El reciclaje y la reutilización creativa son otras alternativas responsables para dar destino a juguetes rotos o electrónicos, ya que los dispositivos como tabletas o consolas pueden llevarse a puntos de acopio especializados para evitar contaminación, mientras que los juguetes plásticos se separan por material reciclable.

 

En Puebla, hay opciones como el centro de acopio de electrónicos de la BUAP en Ciudad Universitaria, Recicla Electrónica, que se encarga del desensamble y reciclaje de estos equipos y los puntos limpios municipales ubicados en centros comerciales, además de la posibilidad de transformar juguetes viejos en manualidades, decoración u otros objetos útiles, fomentando la creatividad en familias, escuelas o talleres locales.

 

Con estas alternativas, especialistas y autoridades coinciden en que donar o reciclar juguetes no sólo ayuda a reducir residuos y contaminación, sino que también promueve una cultura de consumo responsable y solidaridad social. 

 

Dar una segunda vida evita que terminen olvidados en bodegas o en la basura y, al mismo tiempo, puede beneficiar a otras familias, apoyar causas comunitarias o impulsar la creatividad, especialmente durante temporadas como las fiestas decembrinas, cuando el exceso de regalos suele traducirse en un mayor desperdicio.

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